jueves, 22 de octubre de 2015

¿Qué es la economía feminista?



¿Qué es la economía feminista?



Es diversa pero podríamos decir que tiene tres elementos definitorios:

1.- Desplazar a los mercados como el eje analítico y de intervención política, es decir, que el centro de atención dejen de ser los flujos monetarios y la creación de valor de cambio y pasen a ser los procesos de sostenibilidad de la vida. Eso implica sacar a la luz todos los trabajos normalmente invisibilizados que están sosteniendo a la vida y que en el sistema capitalista heteropatriarcal permanecen ocultos y están históricamente asociaciados a las mujeres y la feminidad. 






2.- El segundo elemento es situar el género como una variable clave que atraviesa el sistema socioeconómico, es decir, no es un elemento adicional, sino que las relaciones de género y desigualdad son un eje estructural del sistema, el capitalismo es un capitalismo heteropatriarcal. 






3.- El tercer elemento es no creer en la objetividad como neutralidad valorativa: creer que todo conocimiento del mundo está relacionado con una determinada posición política, explicitar tu posicionamiento y crear conocimiento con una clara vocación de transformar el sistema.



Ideas clave:


-Es fundamental el concepto de "vida que merece la pena ser vivida".Hay un punto donde el debate es qué entendemos por vida que merece ser la pena vivida, para qué queremos vivir, cuestionar a disposición de qué y de quién pones tu tiempo, tu energía, tu cabeza, tu cuerpo. ¿A disposición de un empleo cuyos resultados me son ajenos, expropiados, que no tiene un significado en términos de bienestar o de utilidad social? 





Entonces, el objetivo ya no es el empleo entendido como un trabajo alienado, que haces porque te pagan, no porque tenga un sentido. La pregunta es cómo reformular la organización del trabajo de forma que el trabajo responda a las necesidades de la vida y no a las necesidades del proceso de acumulación. Hay un cambio de dónde poner los objetivos de liberación, pero eso se enfrenta a dos tensiones: por un lado, que hoy en día es necesario tener un trabajo para poder vivir y tener autonomía, y, por otro, que no hay que idealizar el mundo fuera del empleo, lo que muchas veces llamamos los cuidados.





- El sistema capitalista es estructuralmente desigual, se construye en base a la desigualdad.

-La apuesta por la incorporación plena de las mujeres al mercado laboral formal ha sido muy fuerte, pero, una vez incorporadas, las desigualdades siguen: brecha salarial, sectores feminizados y desvalorizados, precariedad...

-La estrategia feminista de emancipación a través del empleo ha sido una apuesta fuerte y eso ha llegado a límites insuperables. Un primer límite es que lo Celia Amorós llama la política de 'tierra quemada': cuando no hay un cuestionamiento de las relaciones de desigualdad entre mujeres y hombres, los derechos que adquieres están previamente vacíos de contenido, accedes al empleo cuando ha dejado de ser una fuente segura de ingresos y derechos sociales.








- Si las prioridades siguen siendo supeditar el conjunto de las vidas al proceso de acumulación de los mercados capitalistas, eso ataca la vida. Es una lógica que exige que haya trabajados invisibilizados, que no tengan acceso a la ciudadanía, que no reciban remuneración o que ésta sea mísera...



-El trabajo asalariado debería desaparecer, no el trabajo pagado, sino el que haces porque necesitas un salario para vivir y no por su sentido social. Por otro lado, también hay que ir hacia la destrucción de la cara oculta, de los cuidados, entendidos como el conjunto de trabajos residuales invisibilizados, que están asociados a la construcción de la feminidad y que se hacen para garantizar que la vida continúa en un sistema que la ataca.



-No es lo mismo fomentar la economía social y solidaria que el autoempleo sometido a la lógica de obtención de beneficios. Tampoco es lo mismo sacar fuera de las casas el cuidado de personas dependientes en residencias públicas que en privadas. Necesitamos un doble proceso: garantizar ingresos y apostar por los servicios públicos, que el estado vuelva a recuperar responsabilidades sobre el bienestar de la gente.



-Cuestionar los modos consumistas de vivir que tenemos.



-Tomarnos muy en serio la visibilización de los trabajos ocultos. Es muy bonito abogar por la igualdad de género en el mercado laboral y no replantearse quién limpia el váter en casa. Hay que pensar en cómo gestionamos nuestra vida cotidiana, cómo se reparten los trabajos, qué trabajos se valoran y cuáles no, cuáles están sistemáticamente asociados a los hombres y cuáles a las mujeres... Hasta que no nos replanteemos cómo nos entendemos como hombres y mujeres no hay crítica al capitalismo.

Conclusión: Hay que dar un vuelco integral, la economía tiene que estar al servicio de la gente y no la vida de la gente al servicio de los procesos de acumulación de los mercados.

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Amaia Pérez Orozco es una de las referentes de la economía feminista, o de "las miradas feministas sobre la economía”.Es economista, participa activamente en movimientos sociales y acaba de publicar "Subversión feminista de la economía", editado por Traficantes de Sueños. En el libro, hace una crítica profunda del sistema e insiste sobre el concepto "sostenibilidad de la vida". Sus teorías se vinculan con debates históricos del feminismo,entre ellos el de "lo personal es político", porque intenta poner en relación las macroestructuras con la vida.


Fuente:Resumen de una entrevista del diario.es