martes, 27 de octubre de 2015

Niñas Poderosas



Niñas Poderosas es un proyecto que Projects for Children desarrolla desde 2009 para luchar contra la desigualdad de género, promover los derechos de las niñas y sacarlas de la pobreza.

Las niñas son las más pobres entre los pobres. En países en vías de desarrollo en los que hay escasez de recursos las niñas son las más vulnerables. Son ellas las que más sufren prácticas habituales como el matrimonio infantil o la mutilación genital femenina viendo cómo se niegan sus derechos de libre elección y de educación.

Las niñas se enfrentan a numerosos problemas siendo los más comunes el matrimonio infantil, la mutilación genital femenina, el embarazo adolescente, la violencia, el trabajo infantil doméstico y la discriminación y la imposibilidad de ir al colegio.

El video lo explica mejor :http://powerfulgirls.org/




1.-El matrimonio infantil

El matrimonio infantil es una práctica tradicional que se lleva a cabo en numerosos países y que supone una grave violación de los derechos humanos de los niños y las niñas. Si la tendencia actual continua, este problema afectará a más de 140 millones de niñas en 2020, que serán obligadas a casarse a edades tempranas a menos que se impida. Cada dos segundos una niña es forzada a casarse: el 14% de las niñas en países en vías de desarrollo se casarán antes de cumplir los 15 años. Una de cada tres, se habrá casado antes de cumplir los 18 años.

Los factores subyacentes del matrimonio infantil son complejos y están interrelacionados. Las razones varían dentro de los países y entre ellos en función de las circunstancias individuales y los contextos sociales. El matrimonio infantil, en general, es fruto de una combinación de pobreza, desigualdad de género y falta de protección de los derechos de los niños y las niñas. Estos factores con frecuencia se agravan por un acceso limitado a una educación de calidad y a oportunidades de empleo, y se ven reforzados por las normas sociales y culturales fuertemente arraigadas.


Las consecuencias del matrimonio infantil forzado son físicas, psicológicas y emocionales, además de sociales y económicas. Las niñas casadas en la infancia tienen pocas probabilidades de asistir a la escuela, con frecuencia se las trata como mujeres adultas y generalmente deben cargar con las funciones y responsabilidades de los adultos, sin que importe su edad. Las niñas que se casan precozmente son más vulnerables a sufrir violencia, abusos y relaciones sexuales forzadas. También lo son a las infecciones de transmisión sexual (incluido el VIH), y presentan niveles bajos de salud sexual y reproductiva. El embarazo precoz es una de las causas y consecuencias más peligrosas del matrimonio infantil.


El matrimonio infantil forzado es más frecuente en Asia Meridional y en África Occidental y Central, donde el 46 y el 41% de las niñas, respectivamente, son niñas casadas, según el informe “El derecho de las niñas a decir no”. Entre las niñas que crecen en América Latina y el Caribe, el 29% son víctimas del matrimonio infantil, en comparación con el 18% en Asia Oriental y el Pacífico, el 15% en los Estados Árabes, y el 11% en Europa Oriental y Asia Central.

Las niñas del 20% de los hogares más pobres tienen más del triple de probabilidades de contraer matrimonio antes de los 18 años en comparación con las niñas de los hogares más ricos. En los países en desarrollo, las niñas de las zonas rurales tienen el doble de probabilidades de estar casadas al cumplir los 18 años en comparación con las niñas de las zonas urbanas.


 



 2.-La mutilación genital femenina


La mutilación genital femenina es una práctica tradicional que supone una forma de violencia contra las niñas y una violación de los derechos humanos. Consiste en la extirpación total o parcial de los genitales femeninos a niñas y mujeres jóvenes por razones no médicas. Ninguna religión la contempla como obligatoria pero es una práctica habitual para muchos grupos religiosos (musulmanes, cristianos, animistas). La mutilación genital femenina no entiende de clases sociales ni de niveles educativos. Suele provocar infecciones, infertilidad o incluso la muerte. Se lleva a cabo entre la infancia y los quince años.


Las razones para la práctica de la mutilación genital femenina son variadas y complicadas pero las principales causas derivan de patrones y normas culturales profundamente arraigados. En ocasiones, suele sostenerse erróneamente como un requisito religioso, pero la práctica es anterior a todas las grandes religiones y no está especificada en ningún texto religioso.


Para la mayoría de las culturas en las que se practica, la principal razón para la mutilación genital femenina es la creencia de que es necesaria para conseguir un buen matrimonio. En algunas comunidades, las niñas que no se someten a la mutilación son consideradas promiscuas y sucias, por lo que no consiguen casarse. La arraigada creencia de que la mutilación genital femenina equivale a la pureza, la limpieza y la moral estricta es el principal factor para la continuación de la práctica. Existe una presión social comunitaria en torno a la mutilación, pero una mujer bien informada no someterá a su hija a este proceso.


Los daños que provoca la mutilación genital femenina pueden poner en riesgo la vida de las niñas, además de acarrear traumas físicos y psicológicos de por vida.

• Riesgo de infección o muerte: las muertes por mutilación genital femenina ocurren, por lo general, como resultado de hemorragia durante o inmediatamente después del procedimiento o por el tétanos y otras infecciones en las semanas siguientes. La mayoría de los procedimientos se llevan a cabo por mujeres sin formación, en entornos no estériles utilizando instrumentos como tijeras, cuchillas de afeitar e incluso cristales rotos. Las niñas suelen sufrir infecciones dolorosas.

• Elevada probabilidad de complicaciones durante el parto: los daños que la mutilación genital causa en el sistema reproductivo femenino elevan las probabilidades de complicaciones durante el parto. Las mujeres que han sufrido mutilación genital tienen el doble de probabilidades de morir en el parto y también tienen más probabilidades de dar a luz a un bebé muerto.

• Mayor probabilidad de infecciones de por vida: las víctimas de mutilación genital femenina son más propensas a sufrir infecciones vaginales, uterinas y pélvicas frecuentes durante toda su vida.

• Disfunción sexual: Por el trauma generado al extirpar sus genitales, las mujeres que han sufrido mutilación suelen sufrir dolores durante sus relaciones sexuales y efectos psicosexuales.

• Daños psicológicos: Las mujeres que han sufrido mutilación genital suelen verse afectadas por numerosos problemas psicológicos. Un estudio reveló que el 46% de estas mujeres desarrollan problemas de ansiedad, mientras que un 78% aseguró sufrir sentimientos de miedo intenso y horror durante mucho tiempo después.


En los países en los que la mutilación se practica abiertamente, la incidencia puede ser muy alta, como en Egipto, donde alcanza el 91%, o Somalia, donde es del 97%, aunque el país ya la ha declarado ilegal. La mutilación genital femenina es un problema global que requiere una solución global. Incluso en los países en los que se prohíbe la mutilación, las niñas están en riesgo porque suele practicarse en secreto. Además, las leyes no están implementadas de forma efectiva y no se cumplen de manera eficaz, ya que no suelen juzgarse.
•En todo el mundo, más de 140 millones de niñas y mujeres han sufrido mutilación genital.
•En África, 101 millones de niñas mayores de 10 años han sido sometidas a mutilación.
•Cada año, tres millones de niñas de África están en riesgo de sufrirla.




3. Violencia y Discriminación
La violencia contra los niños y las niñas, en todas sus formas (acoso escolar, violencia familiar, explotación infantil o violencia sexual) es una de las violaciones de los derechos de la infancia más extendida. Millones de niños y niñas se sienten discriminados por compañeros de clase, familiares, profesores y otras personas de su entorno, afectando a su rendimiento escolar y limitando el desarrollo de sus capacidades.

La violencia contra los niños y las niñas es el uso intencional de fuerza física o poder contra un niño o niña por parte de un individuo o un grupo, que da como resultado un daño real o potencial a la salud, supervivencia, desarrollo o dignidad. Incluye todas las formas de maltrato físico y/o emocional, abuso sexual, abandono, trato negligente, explotación comercial o de otro tipo, que tienen lugar en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder.

La violencia contra los niños y las niñas incluye también el trabajo infantil y la participación de niños y niñas en los conflictos armados. Es un problema social, cultural y político, complejo y profundamente arraigado, que obstaculiza el desarrollo en igualdad al impedir el derecho que toda persona tiene a vivir en un entorno seguro y libre de violencia.

La principal barrera para el logro de la educación de calidad es la existencia de la violencia de género(VBG) dentro y alrededor de las escuelas, actos de violencia sexual, física o psicológica infligidos a niños dentro y alrededor de las escuelas debido a los estereotipos y a los roles de género. La violencia de género en las escuelas, desde los abusos físicos y psíquicos hasta el acoso escolar, es una violación de los derechos humanos y del derecho a la educación y limita la participación y el acceso de las niñas a una educación segura y de calidad, incrementando las tasas de abandono y fracaso escolar.


Con frecuencia, este tipo de violencia proviene de causas estructurales con raíces muy profundas entre las que destacan la pobreza, la desigualdad y la discriminación. En algunas ocasiones se justifican por causas de moral o de honor, otras prácticas pueden encontrar justificaciones culturales o religiosas, reflejar prejuicios y creencias discriminatorias y perjudiciales hacia los niños y niñas. La mayoría de estos actos de violencia ocurren sin formar parte de las estadísticas oficiales; menos aún si éstos ocurren en el hogar o en el lugar de trabajo de aquellos que sufren la violencia y son encubiertos como costumbres o prácticas rutinarias.


La exposición prolongada de los niños y niñas a la violencia afecta a su desarrollo físico, emocional y social, puede alterar el sistema nervioso e inmunológico y provocar trastornos sociales, emocionales y cognitivos, además de conductas que causan enfermedades, lesiones y problemas sociales. Más allá del daño causado a los niños y niñas, la violencia socava el desarrollo económico debido a las consecuencias negativas a largo plazo en la salud física y mental, la educación, el empleo y la paz social.

La violencia escolar, incluida la de género, tiene profundos efectos en la salud de los niños y niñas; en su bienestar educativo, físico, psicológico y emocional. Está correlacionada con bajos logros académicos y la seguridad económica, así como con los riesgos de salud de largo plazo, y perpetúa los ciclos de violencia entre las generaciones.

•Entre 500 millones y 1,5 mil millones de niños y niñas son víctimas de la violencia cada año, muchos de ellos dentro de las escuelas.
•En el mundo, unos 150 millones de niñas y 73 millones de niños han sufrido violencia sexual.
•Casi la mitad de las agresiones sexuales en el mundo se cometen contra niñas menores de 16 años.
•Los informes indican que niños y niñas de tan solo 6 años, son víctimas de violaciones y abusos.
•Alrededor de 126 millones de niños y niñas están involucrados en las formas más peligrosas de trabajo infantil.
•Se calcula que 1.2 millones de niños y niñas son víctimas de la trata de personas.
•Un 28% de las niñas nunca se siente segura en el camino al colegio, y una de cada cuatro niñas nunca se siente cómoda usando los aseos de las escuelas, según el estudio “Escuchad nuestras voces”.
•En Asia, un 70% de los niños y niñas asegura haber sufrido violencia en el colegio, según el informe “Promoción de la igualdad y la seguridad en los colegios”. El 43% de los niños y niñas asegura no hacer nada cuando presencia violencia en las aulas 






La clave para romper con el círculo de la pobreza y la desigualdad de género es la educación. Cada año extra de educación secundaria supone un aumento de entre un 10 y un 20% en los ingresos de una niña cuando se convierta en adulta. Una niña educada es una niña con futuro