viernes, 2 de octubre de 2015

Las Mujeres Inteligentes No Se Casan



Al parecer, la soltería no tiene que ver con no creer en el amor y es simplemente una cuestión de inteligencia, según reveló un estudio publicado por el Sunday Times, realizado en la Universidad de Nottingham, Inglaterra, donde se estudió a un grupo de 900 mujeres y hombres durante 40 años, concluyendo que las mujeres tienen un 40 por ciento menos de probabilidad de casarse si  tienen éxito laboralmente y han cursado una licenciatura o postgrado.

En caso inverso, se descubrió que los hombres, mientras mayor coeficiente intelectual y estudios tienen, aumenta en un 35 por ciento la probabilidad de que se casen y busquen a la mujer ideal para ser la madre de sus hijos, una mujer que se quede en casa mientras ellos salen a trabajar.  Por lo general, se casan con una mujer de menor coeficiente intelectual, lo que descalifica a una enorme cantidad de mujeres que no están dispuestas a conformarse con las labores domésticas y por lo tanto no son el tipo de mujer que la mayoría de los hombres buscan por no encajar en el estigma de la esposa ideal.




Pero el aumento de las mujeres solteras no es sólo cuestión del coeficiente intelectual, pues el psicólogo y profesor de la Universidad de Nottingham asegura que todos buscamos relaciones amorosas gratificantes. El dilema de las mujeres actuales se identifica más con la búsqueda de una pareja que les apoye a alcanzar sus metas personales sin sacrificar su vida amorosa. Al tener un alto grado de estudios, aumentan también las expectativas en cuestiones románticas y las mujeres se embarcan en la búsqueda de un hombre que represente para ellas un reto, con quien se pueda llevar a cabo una conversación madura y de acuerdo al nivel intelectual de ambos. La fertilidad y el reloj biológico ya no son la mayor preocupación de las mujeres, gracias a los avances tecnológicos y a causa de la búsqueda de un nivel superior de estudios, tienden a postergar más el matrimonio y continuar con sus estudios más años, cursando maestrías y doctorados.No es ningún secreto en la cultura tradicional la idea de que una mujer solía casarse por seguridad financiera y económica, pero en la actualidad una mujer con mayor preparación y estudios es capaz de mantenerse por sí misma y alcanzar la independencia es parte de la autorrealización de las mujeres post- feministas que ya no ven el matrimonio como una meta en su vida. Los horizontes se han ampliado y ya no se casan a edades prematuras, actualmente el 53 por ciento de las mujeres mayores de dieciocho años están solteras, disfrutando la posibilidad de elegir y construir una vida por sí mismas sin permitir que alguien más decida por ellas, siendo las únicas dueñas de su vida sin rendirle cuentas a una pareja formal.







Tampoco son un mito las discusiones maritales en las parejas donde la mujer gana más que el hombre, por lo que aprovechar las oportunidades ambiciosas y profesionales puede verse como una  dificultad al tener un esposo que no comparta los mismos planes de vida; es difícil encontrar un hombre que esté en sintonía con los objetivos que la mujer se plantea a sí misma. Tan sólo durante la década pasada, en América Latina la cifra de mujeres trabajadoras aumentó entre un 35 y un 50 por ciento, y las mujeres sin compromisos amorosos son quienes se dedican más a las cuestiones laborales.


Las mujeres “voluntariamente solteras” se encuentran más preocupadas por hallar un trabajo bien pagado que por tener citas, y es un hecho que las mujeres activas en el mundo laboral le dedican menor tiempo a sus relaciones amorosas.

La presión empresarial también es un factor decisivo para descartar la idea del matrimonio, pues las empresas prefieren contratar personas solteras, no embarazadas, y de preferencia sin hijos. Esos datos impactan directamente en la mentalidad de las mujeres que aspiran a ser competitivas en el mundo laboral. No se trata de un individualismo, el problema radica en que las mujeres ansían encontrar un hombre dispuesto a compartir las tareas domésticas, e incluso a que sea él quien sacrifique sus metas por quedarse en casa con sus hijos. No aceptaran el matrimonio a cualquier precio, considerando además el incremento reciente del número de divorcios.
Actualmente nos encontramos ante una generación de mujeres en espera del hombre perfecto, pero que se detiene a pensar muchas veces en todas las consecuencias y posibles conflictos de casarse, ya no se dirigirán al altar por las mismas razones que sus madres o abuelas. Pueden convivir muchos años con una pareja y no casarse porque los planes han cambiado, se valoran a sí mismas y esperan un hombre que las merezca y se valore de la misma manera, si ese hombre no aparece, prefieren esperar que casarse con alguien que no las complace del todo.

Texto:Natalia Lomelí
Imágenes: Remedios Mágicos