miércoles, 19 de agosto de 2015

Violencia contra las Mujeres:Educar para prevenir



El machismo mata, lo sabemos, pero éste engorda día a día con la hipocresía y la impunidad. En 2013, la Organización Mundial de la Salud publicó su primer informe específico sobre violencia de género y le puso un calificativo: epidemia.

En marzo de 2014, se publicó el Informe sobre violencia contra las mujeres realizado por la Agencia de los derechos fundamentales de la Unión Europea. Los datos, estremecedores. En el año anterior al informe, 13 millones de mujeres sufrieron violencia física en los 28 Estados miembros, 3,7 millones fueron violadas y nueve millones de mujeres fueron víctimas de acoso. A lo largo de su vida, 62 millones de europeas, es decir, una de cada tres, ha sufrido violencia física o sexual –la encuesta recoge datos a partir de los 15 años así que se queda fuera toda la violencia sufrida por las niñas–. Prácticamente la mitad, el 47%, ha sufrido violencia psicológica por parte de su pareja y son 102 millones de mujeres las que han sufrido acoso sexual. La mayoría de las víctimas, alrededor del 70%, no denuncia esta violencia. Las propias conclusiones del informe europeo señalan que, como la mayoría de las mujeres no recurre al sistema judicial ni a otros servicios, se pone de manifiesto que las necesidades y los derechos de millones de mujeres europeas no se abordan en la práctica actualmente. Hablar de ciudadanía y derechos de las mujeres con estos datos encima de la mesa es una burla.

La situación en España en este momento tiene dos agujeros negros y un agravante. El primero es la educación. Cualquiera que tenga un hijo o una hija en educación infantil o en primaria sabrá la intensa formación en seguridad vial que recibe en las aulas todo el alumnado. También sabrá que en los colegios ni se habla sobre educación afectivo sexual, resolución pacífica de los conflictos ni prevención de la violencia de género. Ningún gobierno hasta ahora ha cumplido la ley, especialmente el capítulo 1 de la Ley Integral contra la violencia de género dedicado a la educación. Las consecuencias están a la vista. La prevención es la única medicina contra la violencia de género.

El segundo agujero tiene estrecha relación con el primero. Éste vacío en la formación básica de los menores se extiende por todo el sistema educativo, incluida la universidad, lo que se traduce en que los profesionales relacionados con la violencia de género (tanto de manera directa: abogados, jueces, fiscales, equipos psicosociales…; como de manera indirecta: profesionales de la salud, profesorado y profesionales de los medios de comunicación) no tienen formación en violencia de género. Es decir, el fenómeno que causa la muerte a decenas de mujeres todos los años, es un desconocido para quienes se deberían enfrentar a él. Es la indiferencia de un país ante la vida de las mujeres.

La hipocresía es el agravante que alimenta esta indiferencia. Alrededor de la violencia de género se han consolidado una serie de mentiras que tranquilizan conciencias pero matan. Al margen de los bulos sobre las denuncias falsas o el letal “un maltratador puede ser un buen padre” que hace que las retiradas de custodia, visitas y patria potestad a los maltratadores sean mínimas, casi inexistentes, también se ha instalado el mantra de que “todos” estamos contra la violencia de género. Ni mucho menos. Por un lado, está la inacción de un gobierno que ha desmantelado prácticamente el sistema de protección y prevención, derogando en la práctica tanto la Ley Integral como la Ley de Igualdad y ha recortado durante toda la legislatura las partidas presupuestarias para luchar contra esta violencia. Y por otra, las resistencias son aún muy potentes y toda una corriente negacionista recorre sin apenas resistencia tanto las redes como los medios de comunicación. Casi 800 mujeres han sido asesinadas en España por sus parejas o ex parejas desde el año 2003, cuando comenzaron a recopilarse estadísticas oficiales de víctimas mortales de violencia de género. Este 2015 es, hasta ahora y aún estamos en agosto, el año con más niños y niñas asesinados por las parejas o ex parejas de sus madres como parte del maltrato desde que comenzaron a recogerse estadísticas.

Una realidad insoportable rodeada de demasiada hipocresía y demasiadas complicidades como para seguir mirando hacia otro lado.
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Nuria Varela