viernes, 9 de enero de 2015

Dolores Ibarruri, Pasionaria





Dolores Ibárruri (Gallarta, Vizcaya, 9 de diciembre de 1895 – Madrid, 12 de noviembre de 1989). Política española. También llamada Pasionaria



Destacó como dirigente política en la Segunda República Española y en la Guerra Civil. Histórica dirigente del Partido Comunista de España, a su lucha política unió la lucha por los derechos de las mujeres para demostrar que las mujeres, fuesen de la condición que fuesen, eran seres libres para elegir su destino


 En 1910 se ve obligada por las condiciones económicas a abandonar los estudios; había superado ya el curso preparatorio para ingresar en la Escuela Normal de Maestras y realizar estudios de magisterio, comenzando a trabajar de costurera y sirvienta.

 “¿Quién podría costearme los viajes, los libros, la comida, la matrícula? .../... Me preparaba para servir como criada o casarme y convertirme en la mujer de un minero, la larga historia de mi propia familia.”

 Aficionada a la lectura, comenzó a adquirir conocimientos de marxismo que cuestionaron su educación tradicionalista y católica. Dolores asumió la doctrina marxista como una herramienta ideológica idónea para luchar a favor de la "liberación de la clase obrera".





En 1917 quedó muy impresionada por el triunfo de la Revolución Bolchevique en Rusia. En 1918, utilizó por primera vez el seudónimo Pasionaria para un artículo publicado en la prensa obrera y titulado: El minero vizcaíno. Desde el comienzo ocupó puestos de responsabilidad dentro del PCE, siendo detenida en numerosas ocasiones. Llegó a formar parte de su Comité Central en 1930 y al año siguiente se presentó a las elecciones a Cortes Constituyentes, siendo derrotada su candidatura.



En 1931 se trasladó a Madrid para trabajar en la redacción del periódico del Partido, Mundo Obrero.




En 1933 fue presidenta de la recién fundada Unión de Mujeres Antifascistas. Tras divorciarse de su marido, mantuvo una relación amorosa con Francisco Antón, un dirigente del PCE en Madrid, catorce años menor que ella










Fue encarcelada varias veces debido a sus fuertes y punzantes discursos y a su activa militancia en las manifestaciones comunistas. En las elecciones de febrero de 1936 fue elegida diputada por Asturias.



 Figura relevante durante la Guerra Civil, fue elegida vicepresidenta de las Cortes republicanas en 1937. Durante este período se convirtió en un mito para una parte de España, siendo famosa por sus arengas en favor de la causa republicana.


Tras finalizar la Guerra Civil Española, se exilió en la URSS. En su etapa de exilio, Pasionaria fue elegida  secretaria general del PCE en 1942. Ejerció como máxima autoridad entre los miembros del PCE exiliados en la URSS.

 En 1960 presentó su dimisión, para pasar a ocupar el cargo de presidenta del PCE.

 En 1977 volvió a España. Fue elegida de nuevo diputada por Asturias en las primeras elecciones democráticas.




Citas:



 «Más vale morir de pie que vivir de rodillas» (frase original de Emiliano Zapata, popularizada por ella) o su «¡No pasarán!» forman ya parte del imaginario colectivo de toda la Humanidad. Su papel de símbolo popular la convirtió en protagonista de poemas y canciones de Pablo Neruda, Miguel Hernández, Rafael Alberti y Ana Belén, entre otros.



Pasionaria y la Lucha de las Mujeres:










Mucho tiempo después ella misma resumiría a la perfección el cruel inmovilismo al que estaba sujeta la mujer en los albores del siglo XX, al recordar cómo, a través de su propia experiencia, aprendió la implacable verdad del dicho popular: «Madre, ¿qué es casar? Hija: hilar, parir y llorar». Y así fue como aquella mujer se introdujo en un universo diseñado para las mujeres de su época. Un mundo en el que sufrir, trabajar a destajo o quedarse embarazada no eran una opción, sino un destino inapelable. Pero, al mismo tiempo, ella supo construir su vida sobre la renuncia expresa y la negación clara y tajante del papel que se les asignaba por el mero hecho de no haber nacido hombre.


A los veinte años, y tras casarse con Julián Ruiz, un minero de inclinaciones socialistas, se trasladó a Somorrostro. Se convirtió así en la mujer de un minero sujeta a la austeridad y a la miseria. «Mi misión en la vida estaba cumplida -recordaría-. No podía ni debía aspirar a más. El fin de la mujer, la única salida, su única aspiración, era el matrimonio, y la continuación de la vida triste, gris, penosa, esclava de nuestras madres, sin más ocupación que parir y criar».

Dolores Ibarruri, Pasionaria, fue una mujer en el pleno sentido de la palabra. Comprometida y libre por decisión propia, siempre mantuvo su compromiso vital como mujer.