domingo, 23 de febrero de 2014

Alice Sommer."La música me salvó la vida. La música es mi Dios".



Alice Sommer (Praga, 26 de noviembre de 1903 - Londres, 23 de febrero de 2014) Pianista judía, profesora de música, y supercentenaria de Bohemia

Alice fue una superviviente del campo de concentración de Theresienstadt. Su madre y muchos de sus amigos ya habían desaparecido para entonces, y pronto su marido sería enviado a Auschwitz y luego a Dachau, donde acabaría muriendo. 





Alice Herz había nacido y se había criado en Praga, en el seno de una familia judía acomodada, donde el amor por la cultura era patente, y donde no faltaban las visitas de escritores y artistas como Gustav Mahler, Rainer Maria Rilke, Thomas Mann, Stefan Zweig y Franz Kafka.

A los cuatro años escuchó la «Segunda Sinfonía» de Mahler. Tal vez aquel día, 24 de noviembre de 1907, nació su pasión por la música, que a partir de entonces sería su vida, como solista en diversas orquestas, hasta que en 1938 las banderas y las botas nazis se enseñorearon de Praga.

Pronto, su madre estaba camino del campo de concentración de Terezin. Cuando madre e hija se despidieron, Alice sabía que no la volvería a ver con vida.


 En julio del 43, la propia pianista, su marido y su hijo también fueron enviados a Terezin, un campo que los nazis consideraban especial, pues allá eran enviados «los artistas» para, según el Führer, preservarlos de la guerra.




Sin embargo, generalmente el campo era únicamente un lugar de paso camino de las cámaras de gas de Auschwitz. Baste una cifra. De los 156.000 judíos que estuvieron presos allí, apenas sobrevivieron 17.500. Entre más de 15.000 niños internados, tanto solo sobrevivieron 93, entre ellos Rafi, hijo de Alice.

En cualquier caso, a pesar del martirio y de las privaciones de todo tipo, a los «artistas» se les permitía «actuar». Alice lo hizo, y no solo para los alemanes. También consiguió tocar su piano ante los compañeros de presidio. Alice sobrevivió en el campo aferrándose a la vida y a la música con toda su pasión de artista que la salvaron de la muerte, mientras interpretaba al piano una pieza tras otra

Después de la liberación, y al ver como su casa de Praga había sido ocupada por unos desconocidos, Alice y su familia partieron hacia Israel. Alice siguió actuando pero solo localmente, mientras su hijo se convertía en un conocido chelista.

En 1986, con 83 años, Alice Herz-Sommer se marchó a Inglaterra para estar cerca de Rafi. Con 109 años seguía paseando, interpretando música en casa, diciéndose cada día que la vida es un milagro.




«Cada día es un milagro. No importa lo malas que puedan ser las circunstancias, tengo la libertad de elegir mi actitud de vida, incluso para encontrar dicha. El mal no es nuevo. Depende de nosotros cómo tratemos con el bien y el mal. Nadie nos puede quitar ese poder. La música me salvó la vida. La música es mi Dios».