sábado, 26 de octubre de 2013

Mujer y Brujería. Definición de la Bruja I






 Las Brujas. En el mundo occidental las brujas tienen mala prensa pues  están asociadas a  mujeres poderosas con capacidad de volar montadas en una escoba, están asociadas al Aquelarre, un lugar de brujas, y a la caza de brujas en Europa durante toda la Edad Media y gran parte de la Edad Moderna. En su versión masculina las connotaciones no son tan peyorativas, ya que,  al brujo lo asocian con el vidente o con el clarividente, con el chamán, especialista de la comunicación con las potencias de la naturaleza y con los difuntos,  o con  los brujos de la tribu más orientados a la curación de enfermos del cuerpo y del alma. La bruja, en cambio, es percibida como una mujer fea, poco femenina  porque se aparta del modelo de mujer creado por el patriarcado. Desobedece al sistema puesto que se atreve a tener poder. Un poder oculto y maligno, un poder demoníaco. Sus prácticas de magia son maléficas, realizadas con intención de causar daño a otros, por medio de técnicas apropiadas e invocación de poderes misteriosos o demoníacos. La bruja ha hecho un pacto con Satán, renuncia a su fe y rinde culto al diablo. La fuente del poder oculto proviene de la adoración personal y voluntaria al demonio por parte de la bruja hereje y apóstata.

 

Según cuenta  Victoria Sau  a la Bruja en tanto mujer subversiva del orden patriarcal, se le atribuye como principales poderes los siguientes: provocar la impotencia masculina, provocar enfermedades mortales en los niñxs, malograr las cosechas y hacer filtros de amor. Los poderes ocultos de la Bruja despiertan en los hombres una profunda inquietud ya que viven en el terror constante de la represalia femenina resultante de haber sido las mujeres desposeídas de sus más elementales derechos. Se suponía que Satán también tenía sacerdotes brujos. Pero como solamente los hombres eran admitidos en el servicio del Señor, las mujeres, excluidas del mismo, se sintieron más atraídas hacia su rival oscuro, “que terminó acogiéndolas preferentemente y en mayor número”. Incluso llegó a decirse que había mil brujas por cada brujo. Se pensaba que las brujas se reunían por las noches en lugares especiales, para desarrollar sus ritos mágicos. Los lugares en general estaban situados  en lugares apartados alejados de los centros poblados, sobre un monte o en lo profundo de una selva, en entornos muy variados, para que permitieran el buen desarrollo y la eficacia de los ritos. Se suponía que las brujas se reunían periódicamente para juntas entregarse a numerosas blasfemias y a otros juegos maléficos. Las nombradas debían acudir rápidamente hacia los lugares de reunión. Y era suposición generalizada, que las brujas utilizaban el poder del diablo para desplazarse rápidamente. Las brujas se desplazaban volando, o bien se dejaban transportar por una ráfaga de viento, o bien viajaban en el espacio y el tiempo por el solo efecto de sus poderes mágicos. En ciertos casos especiales, las brujas se servían de un ungüento mágico para poder volar. Pero la creencia más extendida, era que las brujas utilizaban una escoba para ir volando de un lado a otro. También se admitía que ellas se apoyaban en animales mágicos para desplazarse con ellos o sobre ellos, o bien que el propio diablo directamente las transportaba. En la cultura popular, la escoba era y es un atributo de actividades femeninas, y su utilización por parte de las brujas, naturalmente inducía a pensar que ellas eran mucho más numerosas que los brujos. Por lo general se creía que las brujas volaban de noche, con frecuencia con luna llena, pues ambas Luna y bruja estaban relacionadas entre sí. Esta idea posiblemente se remonta al culto de Diana. Los fieles a la diosa Diana, la deidad romana de la Luna, creían que ciertas mujeres podían volar las noches de plenilunio, cuando Diana estaba presente, y esa capacidad la desarrollaban utilizando una droga con base en un ungüento.
 
 



Según ciertos especialistas, ese ungüento se preparaba mezclando hyoscyamus, belladonna, mandragora, cicuta, nenúfar, y además agregando un narcótico. Las mujeres que se embadurnaban el cuerpo con este ungüento, pronto entraban en trance, y así surge la leyenda del ungüento mágico. Cuando la escoba de la bruja también era embadurnada con este producto, el mismo podía llegar a las partes íntimas de las brujas, lo que naturalmente tenía efectos especiales.Pitt-Rivers en su libro Antropología del honor o política de los sexos, hace una interpretación de la Bruja:”Es una Mujer que se ha vuelto hombre gracias a sus poderes mágicos e invierte la premisa básica de la sociedad, que es la división moral del trabajo, el palo de la escoba sobre el que cabalga, símbolo de su papel doméstico y femenino se convierte al sentarse en él a horcajadas y abandonar la casa, en un símbolo masculino. Al verse despojada del honor femenino se ha convertido en hombre “.Para Malinovski la magia de las Brujas sería la respuesta a la desesperanza de no poder controlar ni su propio cuerpo ni las relaciones humanas en las que ellas participan en cambio como controladas. Por último hay que señalar que la diferencia entre hadas, brujas y hechiceras es notable y viene definida por el miedo del hombre a sus distintos poderes. Un hada es una criatura fantástica y etérea, en forma de mujer hermosa, protectora de la naturaleza. Una hechicera puede ser maga, sibila, sacerdotisa, pitonisa, embaucadora, seductora, atractiva, fascinante, cautivadora, es decir, una persona que por su hermosura o buenas prendas hechiza o cautiva. Mientras que la definición de bruja es la de una persona que practica la brujería con malas intenciones y además es una mujer vieja y fea y muy, muy peligrosa.